viernes, 16 de marzo de 2012

CASO CERRADO





¡Por fin el muchacho delgado y de tez morena,   pudo sentarse tranquilamente a  comerse  un “Sandwich”! Desde hacía varios  días le habían asignado el caso del fotógrafo asesinado y todavía no tenía indicios de quién podría ser el victimario. Sabía que tenía que volver al lugar del crimen esa misma mañana, pero decidió primero madurar su plan. Tendría que alimentarse primero - pensó- para poder deshilar la madeja de las hipótesis. Había hecho rendir declaración a todas las chicas de la Agencia de modelos “Siluet” y todavía no tenía sino vagas hipótesis, sólo eso... Se limpió las manos con los klinex que tenía sobre el escritorio y recordó los acontecimientos funestos de hacía dos semanas, cuando lo enviaron a la Calle 24, a la agencia de modelos, donde presuntamente se había cometido el homicidio. El cadáver de un hombre de unos treinta y cinco años, yacía en el suelo. Cerca del occiso estaba el arma del crimen, una  “Colt” calibre 38.  Recogió el arma, envuelta en un pañuelo y la envió al Laboratorio. El resultado de las pruebas de balística confirmó que se trataba del revólver con el  que se había disparado a la víctima, pero lo extraño era que no habían evidencia de huellas digitales.
                                     
 Dalila se detuvo en varios de los negocios de una de las  calles  más céntricas y comerciales de la ciudad. Pululaban los Centros Comerciales, y dentro de ellos las cafeterías, las zapaterías, los restaurantes y las armerías. Estaba retrasada, de manera que apuró el paso a pesar suyo, para dirigirse a su trabajo. Al entrar, Adabo, cámara en mano la estaba esperando y al verla la apuró diciéndole:
         -¡Muévete, muchacha! ¡Rápido!  ¡Cámbiate y ponte el traje rojo y los guantes que están sobre la cama! ¡Ah! No olvides ponerte los zapatos altos que están junto a la ropa! Luego te colocas en ese ángulo  ¡Sí! Allí mismo, bajo el haz de luz que se proyecta en el piso. ¡Pero, apúrate, que esto era para ayer!.
         Se sucedieron no menos de cincuenta tomas durante la sesión de fotos. Ordenaba subir el vestido, bajar el escote, a la voz de "¡Arriba” ¡Sonríe! ¡Abraza a tu novio! ¡Imagínalo! ¡Acércate!  ¡Dije que te acercaras! ¡Desnúdate! ¡Házlo! Luego, se aproximó a la chica y le gritó con tono amenazador: "¡ Te dije que te desnudaras!". Un forcejeo precedió al brillo metálico que rasgó el halo luminoso sobre el suelo. Un disparo partió en dos la tarde, y por la puerta del fondo escapó alguien cojeando.

Súbitamente, el policía se levanta de la silla como impelido por un resorte invisible y se dirige a la escena del crimen que hace días investiga. Revisa nuevamente el recinto cuidadosamente, y observa un pliegue en la alfombra; trata de estirarlo y tropieza con un rollo de película.

Una elegante chica espera impacientemente abordar el avión que la conducirá a París.  Abre la cartera y saca el pasaporte y el pasaje, mientras con el pie desliza su maletín de mano. Está en la fila de espera, desde hace aproximadamente una hora y ya faltan sólo dos pasajeros para su turno de registro. Ve nerviosa el tablero en el que se anuncia su vuelo y la hora de partida: 8:00 p.m. Son las 7:15, y verifica que ya  que falta poco para abordar. Todo fluye  normalmente y , de acuerdo a su petición, se le otorga un asiento en la sección de “No Fumadores” junto a la ventanilla. Toma su primer “Martini” de la noche antes de la cena y lo acompaña con mereyes y almendras. Cierra los ojos y descansa un poco. Momentos después siente deseos de ir al baño y se dirige hacia el fondo del pasillo. Pasa la aldaba interna de la puerta, iluminándose simultáneamente el rectángulo “OCUPADO”  al otro lado del gabinete.         Una vez adentro, siente golpear la puerta afanosamente, a pesar del aviso. No responde y, un poco molesta, se toma su tiempo. Al salir, un apuesto joven que espera pacientemente recostado en  la puerta, le pide que se calce –según él- la más hermosa de las zapatillas. En cuanto observa que ésta se ajusta al pie de la joven perfectamente, la toma del brazo al mismo tiempo que le dice: " ¡Queda usted arrestada! Esta zapatilla fue hallada en la escena del crimen"...         La chica protesta y trata de zafarse del brazo del policía, entonces él la interrumpe agregando:-                "¡Cuidado, señorita! Todo lo que diga de ahora en adelante puede ir en su contra. Tiene derecho a llamar a un abogado".



IMAGENES: TOMADAS DE LA WEB
 Ejercicio literario basado en un texto leído en clase durante el Taller de Literatura dictado por la Profesora Yajaira Rausseo. Caracas, 16.08.00  Revisión: 27.08.00

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