lunes, 17 de septiembre de 2018




Para mi queridísima sobrina nieta, Emiliana Alvarez De Stefano.

Tú, Emiliana,
trajiste luz al mundo,
cuando naciste

y alegraste
la vida de tus padres,
de tu familia.

Que Dios bendiga,
princesa caribeña,
tus dieciocho 

lindos septiembres
llenos de ilusiones
y de promesas.

Eres hermosa,
mas tu alma supera
 tu gran belleza.

Luces pionera
en los veloces cambios
de tu futuro

amplio, brillante,
abierto a las Ciencias
y a las Artes.

Profundas, fuertes,
-de tu árbol familiar-
son tus raíces.

Que el sol brille 
y la luna alumbre
tu larga vida

con la bendición 
del Señor y la Virgen
que bien te aman.


Caracas, 15 de septiembre de 2018



miércoles, 25 de julio de 2018

"El niño de diecisiete años". Poema de Andrea Eugenia Alvarez De Stefano

Andrea Eugenia Alvarez De Stefano


     Nada me hace más feliz que reconocer el talento de los niños que se inician en cualquier disciplina: Ciencia, Tecnología, Arte o  Literatura. Cuando esto sucede, titilan estrellas, refulge el sol y se abren caminos inexplorados para ellos, quienes comienzan con paso firme su ruta vocacional por el mundo.
      Y este sentimiento se hace aún más fuerte cuando quien me lo demuestra es mi sobrina nieta, Andrea Eugenia Alvarez De Stefano al inclinarse  en su incipiente adolescencia por la Literatura. 
    Andrea es hija de Santiago Alvarez y Andreína De Stefano Paúl. Ella cursará tercer año de educación media  en la Academia Merici. Su hermana mayor, Emiliana,  acaba de graduarse de Bachiller en Ciencias en la misma institución educativa y pronto iniciará sus estudios universitarios en  la carrera de Economía. Alessia Salazar De Stefano, la menor de ellas, tiene tres años y medio de edad y pronto irá al colegio. Allí  descubrirá en el futuro, ese maravilloso camino que ya han iniciado sus hermanas Emi y Andrea. Alessia, muy feliz, por ahora recorre los sorprendentes y hermosos senderos del juego y la fantasía.
     Como señalé al principio me emociona la inclinación literaria de Andrea,  pues ya a la temprana edad de quince años ha escrito algunos cuentos, ensayos y también poesía. En los dos primeros géneros destaca una prosa cuidada junto a su fantástica narrativa. En el tercero me encanta su profundidad.
    El poema que publico  en esta oportunidad, titulado "El Niño de diecisiete años", fue escrito por Andrea el pasado mes de abril como "Creación Literaria" en la asignatura de Castellano y Literatura de la Academia Mericis. Inspiraron sus versos "Inquieta y sumisa me quedé sin voz". Del poema "Destino" por Enriqueta Arvelo Larriva. Este poema le  mereció  la máxima puntuación y además, el siguiente comentario de su profesor de Castellano y Literatura,  Héctor Torres: "Excelente texto. Muy bien construido de principio a fin". Tan valiosa opinión llenó de orgullo y satisfacción tanto a la autora del  hermoso poema, como a sus padres y familiares.
     No olvidemos que nuestra querida Andrea  ya lleva en la sangre esa creación literaria, pues su bisabuelo, Luis Alberto Paúl, fue periodista y escritor. Su abuelo por el lado paterno,  Oswaldo Alvarez Paz, también se destaca como escritor. Y por el materno, su abuelo, Rafael De Stefano, era primo de Victoria De Stefano, reconocida novelista. Así que, por lo que  podemos observar, la literatura ha hecho acto de presencia en ambas ramas de la familia a través del tiempo al representarla varios  de sus escritores, motivo por el que la chica tiene a quienes salir.
       A continuación transcribo el hermoso poema de mi escritora invitada, Andrea Alvarez De Stefano.   

El niño de diecisiete años
Un fuerte ruido me levantó de la cama,
Los libros de mi estante en el suelo,
Las gavetas de mi escritorio abiertas.
Se escuchaban pasos en el pasillo,
Y murmuros que llenaban el silencio de la noche.
¿Quién habrá provocado todo esto?
Sin pensarlo mucho cerré los ojos y volví a dormir.

Al abrir los ojos me encontré con

Una fuerte niebla en mi habitación,
La ventana abierta y las luces encendidas.
Al enfocar bien la mirada vi una silueta.
Parecía la de un niño de diecisiete años,
Con cada paso que daba se enfriaba más la habitación,
Las luces parpadeaban y el viento soplaba con fuerza.

Cara a cara nos encontrábamos,

El niño era atractivo,
Su pelo rubio y ojos azules resaltaban,
Pero su presencia daba una mala energía.
En un solo segundo sus ojos se volvieron completamente negros,
Y su hermoso cabello desapareció
Inquieta y sumisa, me quedé en mi voz,
Pues su rostro espeluznante me dejó impresionada.
Me tomó de un brazo y llevo con él,
El destino era incierto pero no bueno.
“Inquieta y sumisa, me quedé en mi voz” Del poema "Destino”
Por Enriqueta Arvelo Larriva




  
IMAGEN: Robert Pattinson. WEB